Vista desde El Nido de Navasa

El nido

Estábamos buscando un hogar y lo encontramos aquí. Esta casa es el nido de nuestra pequeña familia y una puerta abierta para aquellos amigos y visitantes que adoran la cultura y la naturaleza de este rico entorno.

El nido de Navasa se encuentra a los pies de la preciosa iglesia de este pueblecito del Prepirineo aragonés, a medio camino de Jaca y Sabiñánigo, bajo la rotunda Peña Oroel, y fundido al frondoso barranco de Las Viñas, zona natural protegida.

Este nido es un lugar en el que los animales son bien acogidos y se cuida de las plantas. Es un lugar desde el que conocer, disfrutar y proteger tanto del medio ambiente como de la obra del hombre en un territorio privilegiado. Es un lugar para vivir.

jueves, 16 de agosto de 2012

En el principio fue Navasa

A casi mil metros de altura, en la cabecera de la Val Estrecha, en una pequeña llanura o ‘nava’ de la que se originó su nombre, se encuentra Navasa. Sus límites los marcan, al sur, el paisaje boscoso del pico de Santa Eulalia y Sierra Buyán, en la vertiente septentrional de Peña Oroel. A sus pies, los campos de cultivo se extienden en suave pendiente hacia el norte, hasta los Capitiellos, formación geológica que la separa de la Val Ancha.

Navasa, con tan sólo unos cuarenta vecinos, pertenece hoy al municipio de Jaca, de cuya capital dista ocho kilómetros, aunque constituyó ayuntamiento propio hasta 1964.


El origen de la población parece vinculado al de Jaca. La primera mención documental conservada data de 1068, cuando aparece en el Cartulario de San Juan de la Peña. Del siglo XII es la iglesia parroquial de la Asunción de la Virgen, antes dedicada a Santa Eulalia. Se trata de un bello ejemplar de románico, con algunas ampliaciones, siendo la principal la de su esbelta torre, obra del siglo XVI. El interior de la iglesia se decoraba por frescos, también románicos. En el Museo Diocesano de Jaca aún puede admirarse la colorista y vital Epifanía procedente de esta iglesia.



Navasa también conserva una ermita de estilo popular, del siglo XVI, con bello empedrado que dibuja grandes flores, y que se dedicó a Santa Eulalia coincidiendo con el cambio de titularidad de la parroquia. En honor de Eulalia, ‘la bien hablada’, se celebraban las fiestas de invierno, el 10 de diciembre. Las fiestas de verano se desplazaron de la festividad de la Virgen al fin de semana próximo al 22 de agosto, y gozan hoy de mucha vitalidad. El pueblo también participa de la romería a la Virgen de la Cueva, en el monte Oroel, un domingo de finales de mayo o principios de junio, y junto a los vecinos de Jaca, Ara, Barós y Ulle; y en menor medida de las de San Indalecio en San Juan de La Peña y Santa Orosia en Yebra de Basa.



Uno de los valores principales de Navasa es su urbanismo y arquitectura popular, que en general ha sido bien conservada. Su núcleo urbano se extiende a lo largo del eje que es la carretera a su paso por el pueblo, con la Plaza Mayor como claro centro organizador. Notable muestra de la arquitectura tradicional de la zona son los pasadizos en arco, como en la calle Los Arcos, así como la construcción  en piedra y los tejados de losas. Muchas casas tienen  sus muros revocados según uso antiguo, y en algunas aún se ven ventanas adinteladas de los siglos XVII y XVIII. Otros elementos de interés son el pozo de la iglesia, o los restaurados pajar y herrería.
   

De entre su arquitectura destaca su conjunto de eras y bordas, declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. Las bordas de Navasa constan de cuadra en planta baja y de un piso superior que sirve de almacén de forrajes. Las fachadas principales que dan a la era presentan puerta abovedada de arco rebajado, o adintelada con carguero de piedra o madera, y gran vano rectangular sobre la puerta, insertado en el frontis, por el que se introducía la paja y al que se accede mediante escalera manual. 
   

Navasa, que siempre ha constituido una pequeña población, pasó de los 12 fuegos contabilizados en el fogaje de 1495, a los 121 y 137 habitantes de los padrones de 1857 y 1900, respectivamente. Durante el siglo XX fue perdiendo población, recuperada en parte durante los últimos años gracias al nuevo barrio de Chistorré. Hoy en día alcanza los 40 vecinos de una población bastante joven.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Contacto en elnidodenavasa@gmail.com